No me dije que tenía frío en el corazón aunque me ardían las
orejas. Que me sentía sola, aunque estaba rodeada de personas, que tenía miedo
de abrir mi caja de secretos, de sensaciones ocultas que me atenazaban por
dentro. No me conté que tenía un nudo en el estómago, que al respirar no me
llegaba el aire al alma. Que no sabía querer porque no me quería a mí misma. En
vez de eso, me conté un cuento sobre independencia, frialdad y sentimientos
disfrazados de indiferencia. Como no me conté esas cosas, nunca las llegué a
saber, y las dejé al fondo de la cazuela, borboteando a un fuego lento, suave y
constante. Y mientras, yo desvivía con normalidad.
[Andar-escuchar-preguntar-sonreír-aconsejar]
Pero el vómito de sentimientos llegó. Esa masa oscura que
fui escondiendo dentro de mí salió de forma azul, goteando con dolor, mientras
una desconocida me abrazaba. Y me lo dije todo, me conté los detalles,
asombrada de lo que estaba escuchando.
[Bailar-sentir-interesarme-reír-empatizar]
Ahora sólo me queda crear mi pirámide azul, y tejer ese velo
semitransparente de tonos morados. Ahora me doy cuenta de que no quiero tener
pájaros en la cabeza, porque lo que de verdad deseo...
es verlos volar.
(Marta y Carmela).
Gracias.
Soledad
Autoestima
Prepotencia
Sensibilidad



