Primavera egoísta.
Primavera
engreída y coqueta.
Estúpida y sensual primavera,
haciéndote de rogar detrás de
la esquina,
mirándote en el reflejo de los charcos,
tapando tus abriles con los
paragüas que una vez se han dado la vuelta,
regresan avergonzados al lugar del
que no debieron salir…
Anhelada primavera,
mientras el
frío catártico me congela los pulmones, siento tu presencia,
esperando vanidosa
a hacer tu entrada triunfal.