En el fondo, creo que todos tenemos un puñado de canciones "prohibidas". Intentamos evitarlas, aunque paradójicamente ocupan un lugar muy especial en nuestra mente, en nuestro escritorio, en nuestro historial del ordenador.
A veces es aquella canción que escuchabas con ese viejo amor, horas muertas tirados en la cama dejando pasar las canciones, que en ese momento creías música de fondo, y que constituyeron la banda sonora de momentos realmente especiales. Otras veces, son canciones alegres, esas con las que gritabas y pegabas saltos con tus amigos de universidad, aquellos que dejaste atrás, y que ahora tanto te cuesta y te duele recordar. Y otras muchas, son canciones que, sin saber por qué, hacen que se te ponga la piel de gallina y se te encoja el corazón.
Quizás esa es la magia de la música, quizás eso precisamente es lo que todo músico quiere conseguir. No lo sé, sólo sé que es el momento de desbloquear canciones.
Canciones, que, en el fondo, no son más que pequeños retales de tu vida, y que como tantas otras cosas, son imposibles de borrar, porque realmente forman parte de ti y de tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario