martes, 13 de noviembre de 2012

Parece mentira que me recuerdes por esta canción...rata.


Pero no te encuentro. Te busco. Y te vuelvo a buscar. Tomo una bocanada de aire fresco, que me hiela el estómago en estos fríos días de diciembre. Con el gorro enchufado, los guantes enganchados, las aletas de la nariz congeladas.
A veces creo distinguir tu olor, una suave y aromática ilusión que me estremece, me hace temblar y me devuelve a la realidad de que tu olor perfuma los días en otro lugar, a muchos kilómetros, seguramente pasando inadvertido para otros tantos. Otras veces tu jersey favorito se pasea ante mis ojos, pero en un cuerpo extraño, peregrino para mí.
Te busco, pero no te encuentro. Son pocos los días en los que mi búsqueda es consciente, desesperada algunos días, melancólica y errática otros. El resto del tiempo, vivo en ese standby pasivo y apagado. No te extraño, pero siempre me acuerdo de ti. Sigo pensando que nosotros somos uno, ahora dividido, pero que se mantiene como una unidad absoluta. Por lo menos para mí. Si una parte de una mitad, busca a la otra es que todavía late, o eso creo.
No tengo palabras, tampoco me quedan lágrimas. Ya no me quedan noches tristes, ni melancolía para ti. La gasté toda.
A veces no te busco, aún así, no te encuentro. 

lunes, 15 de octubre de 2012

Desbloqueando canciones.

Canciones vetadas. Recuerdos que vienen a mi mente a través de unos simples acordes, que pueden acabar con mi ánimo, arrastrarme hasta el fondo de la melancolía y hacerme llorar.
En el fondo, creo que todos tenemos un puñado de canciones "prohibidas". Intentamos evitarlas, aunque paradójicamente ocupan un lugar muy especial en nuestra mente, en nuestro escritorio, en nuestro historial del ordenador.
A veces es aquella canción que escuchabas con ese viejo amor, horas muertas tirados en la cama dejando pasar las canciones, que en ese momento creías música de fondo, y que constituyeron la banda sonora de momentos realmente especiales. Otras veces, son canciones alegres, esas con las que gritabas y pegabas saltos con tus amigos de universidad, aquellos que dejaste atrás, y que ahora tanto te cuesta y te duele recordar. Y otras muchas, son canciones que, sin saber por qué, hacen que se te ponga la piel de gallina y se te encoja el corazón. 
Quizás esa es la magia de la música, quizás eso precisamente es lo que todo músico quiere conseguir. No lo sé, sólo sé que es el momento de desbloquear canciones. 
Canciones, que, en el fondo, no son más que pequeños retales de tu vida, y que como tantas otras cosas, son imposibles de borrar, porque realmente forman parte de ti y de tu vida. 

viernes, 20 de julio de 2012

Por mais vidas que tu ganhes, é a tua que, mais perde se não vens

Hay dos cosas en la vida que dan dolor de cabeza. La primera es crecer. Y la segunda es darte cuenta de que estás creciendo.
Cuando somos pequeños, deseamos ser como los "mayores", hacen lo que quieren, no dan explicaciones, y nadie les riñe ni les castiga sin chuches. Más tarde empiezas a rebelarte. Sientes que no se te trata de acuerdo a tu edad, "cómo te va a mandar tu madre volver pronto a casa, si ya tienes 15 años, ¡vaya locura!", sientes que eres maduro y todas esas decisiones que verdaderamente llevas a cabo mediante las hormonas y la inseguridad, son para ti las decisiones más sabias del mundo.
Y de repente, ves que ya ha pasado todo eso. Te das cuenta de que estás creciendo. Y aquí comienzan los dolores de cabeza. Lo peor de todo es no estar seguro de nada, tener la necesidad de controlar un mundo aparentemente (y realmente) incontrolable, querer predecir un futuro incierto, y sentir que debes escurrir los minutos como si de oro en paño se tratase, ya que todo pasa muy rápido.
Te planteas cosas que antes ni se te hubiesen pasado por la cabeza, como por ejemplo si las personas que están alrededor tuyo merecen verdaderamente la pena, o lo más duro aún, sopesar hasta qué punto tu persona merece la pena. Eso supone el tercer dolor de cabeza, pero este dolor es diferente, se arrastra siempre.
El tiempo juega en tu contra, pero no te puedes obsesionar porque entonces no lo disfrutas, y te sumerges en una especie de caos, en el que te dejas llevar por los demás, por ti, por todo... Hasta que entonces, entonces sí, creces.



martes, 29 de mayo de 2012

Mientras tú bailas, yo te miro.



Sé que podía haber ido tras ella. Aún no se había marchado, pero teníamos tantos problemas, arrastrábamos tanto pasado, que era imposible que se solucionase como en una de esas películas de cine (...)
No serviría de nada y yo lo sabía. Ella necesitaba que le dijese otras cosas que yo no podía decir en aquel momento. 
Y es que hay veces que una pareja arrastra tanto, que ni el amor es suficiente. Ni el amor es suficiente.



Y, con el tiempo, relees, resientes, vuelves a intentar comprender todo aquello que sentiste una vez y que tanto te dolió. En ocasiones, confirmas lo vivido.


sábado, 19 de mayo de 2012

Barrer los trozos, sin dejar rastro.


Y una mañana, será tu mañana, será mi mañana.
Y nos veremos
Y giraremos las caras.
Pero los dos sabremos
que habrá sido NUESTRA mañana.

"Así que por favor, cuando los tiempos sean malos, llámame, y yo acudiré a tu lado. Cuando te encuentres en problemas, llamamé; yo te ayudaré"

lunes, 14 de mayo de 2012

Que si el barco se hundiera, yo sería el capitán.


Y se fue volando, como una pequeña mariposa, frágil y gris, que busca su sol y, cegada por la luz, pierde el rumbo.
De vez en cuando recae, y se posa en la repisa de alguna ventana, para que cualquier niña, maravillada, intente tocar sus alas. Pero generalmente, eso sólo son ensoñaciones, no existe tal repisa, ni tal niña, pero la mariposa cierra los ojos, notando como los dedos pasan por sus alas. Le gusta sentirse especial, al menos en sus recaídas.
Pero a las niñas con vestidos rosas no les gustan las mariposas con alas grises, son demasiado tristes para ellas, prefieren a las grandes mariposas de alas púrpuras o doradas.
Pero a las mariposas grises les suelen gustar las niñas con vestidos rosas, les hacen sentir importantes, y el vivo color de sus vestidos contrasta con sus alas oscuras. Son ingenuas, soñadoras y vivas, porque no suelen cejar en su intento de llegar al sol. Así que salen volando…




domingo, 29 de abril de 2012

No son buenos tiempos para los soñadores



"Y si protesta el corazón, en la farmacia puedes preguntar: ¿Venden pastillas para no soñar?"

Siempre tenemos sueños. Incluso cuando estamos despiertos, se podría decir que los sueños son una especie de alimento imaginario que nos mantiene con vida. No ocurre como con el agua - tenemos sed-, ni con la comida -tenemos hambre-, o con el tabaco -tenemos mono-. El problema es que la necesidad de sueños pasa desapercibida. Podemos pasar semanas sin soñar y no nos damos cuenta, hasta que de repente, un día, te paras en mitad de todo y piensas, ¿dónde dejé mis sueños? ¿qué ha sido de ellos?
Creo que los sueños son necesarios, es nuestra válvula de escape, nuestra motivación para poder vivir, necesitamos saber que hay algo por encima de todo que queremos conseguir y que nos empuja a salir adelante. Cada persona puede modelarlos a su manera, y eso es lo mejor de todo, que tus sueños son sólo tuyos. Son como un pequeño tesoro, por el que tienes que velar, porque sino, se pierden, se difuminan, y dejan de tener sentido.
Te doy el paso, Carmela a que hagas de este sitio un nosotros, nos, nuestro, contigo :)